Es una de las técnicas más recientes para el cuidado de la piel, siendo un método más eficaz cuando se trata de resolver problemas de acné, flacidez, pigmentación en piel, arrugas, rosácea etc. Es una luz que no genera calor, es decir; luz fría que utiliza longitudes de onda roja, amarilla, azul y verde que estimula la regeneración celular.
Actúa en los tres signos principales de envejecimiento: arrugas, manchas y grosor de la piel. Se puede aplicar en cualquier tipo de piel, incluso las más sensibles como las rosáceas. No quema y tampoco produce molestias. No tiene contra indicaciones, ni si quiera por tomar el sol (siempre que se tomen las precauciones básicas es decir ponerse un grado de protección solar adecuado).
El tratamiento suele durar 30 minutos aproximadamente para tratar cara, cuello y escote el mismo día, sin embargo puede extenderse en minutos si la especialista lo considera necesario.
No existe una técnica mejor que otra. El tratamiento puede combinar diversas técnicas, procesos y ampolleterias el que se empleen unas u otras dependerá de las necesidades de la piel, del estado que presente, de los problemas que el paciente quiera solucionar, y por qué no decirlo, lo que la persona quiera o pueda permitirse económicamente, los resultados del tratamiento dependen mucho de cada organismo y también dependen mucho de quien dirija este tratamiento.
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